Monasterio MM. Agustinas Nuestra Señora de Gracia, Palacio Real de don Juan II y Casa Natal de la reina Isabel la Católica.
Desde la Plaza del Cristo entramos en el recinto del monasterio. Nos encontramos el airoso pórtico con tres esbeltas arcadas de estilo gótico civil. Sobre la puerta de acceso se observa el escudo imperial de Carlos V, en piedra, con restos de policromía.
Claustro
Fue construido a partir de 1406, respondiendo también al estilo gótico civil del pórtico de entrada. Este claustro presenta dos arcadas superpuestas en ambos pisos. El inferior con arcos de medio punto, y los de la planta superior con arcos escarzanos, de menor altura.
En el claustro se conserva un bellísimo escudo en piedra, de clara traza barroca, que representa el corazón agustiniano, orlado por el capelo episcopal. Perteneció al derruido monasterio extramuros, tras la reforma que efectuaron los Agustinos.
Sala de Cortes o Sala Capitular
Desde el claustro se accede a la Sala de Cortes. En esta sala se reunieron las Cortes de Castilla y León en 1438. Llama la atención el magnífico artesonado mudéjar que la cubre, hecho a punta de cuchillo, que sobrecoge la desnudez de sus muros y el piso de baldosa roja castellana. Todo rodeado de sencillez, como el severo banco parlamentario de madera, asiento para nobles, que rodea toda la estancia.
Esta sala fue utilizada como Sala Capitular de la comunidad durante varios siglos.
Antesala y Salón de Embajadores
La antigua antesala de embajadores, es severa y oscura, con suelo adusto, forrado en su tiempo por ricas alfombras.
El Salón de Embajadores es una sala austera y sencilla. Como en el Salón de Cortes recorre sus muros un sobrio banco y conserva un artesonado castellano de madera oscura, a semejanza de quilla invertida de un barco. A diferencia del Salón de Cortes esta sala tiene más iluminación. Al tomar posesión del Palacio las monjas convirtieron este salón en refectorio de la comunidad, función que ha ejercido hasta 1984, por lo que se conservan aún las rústicas mesas de pino que se han utilizado durante siglos, así como el banco corrido a lo largo de sus muros.
Los retratos que adornan esta sala corresponden a religiosas cuyas vidas fueron ejemplares en santidad.
Coro bajo e iglesia
El coro bajo corresponde a la Capilla Real del Palacio.
Conserva un órgano barroco de 1756, obra de Juan de Inés Ortega, de la saga de los de Inés de Marugán (Segovia), que llegó a ser considerado uno de los organeros castellanos más importantes del siglo XVIII. El órgano fue restaurado en 1991.
En el centro del coro está situado un sepulcro, enterramiento a los restos de la infanta doña Catalina de Castilla, hija de don Juan II y de su primera mujer, la reina doña María de Aragón. También está enterrada una hija del rey don Fernando el Católico, la infanta doña María de Aragón, y una hija natural de Carlos V, de nombre Juana.
El panteón es una magnífica muestra de escultura del renacimiento, aunque está muy deteriorado. Los medallones que lo decoran son de alabastro y representan a santos de la Orden Agustiniana: San Agustín, santa Mónica, san Nicolás de Tolentino; sobresaliendo por su interés el relieve de san Jerónimo, con un minucioso estudio anatómico tanto en la figura del santo Padre de la Iglesia, como en el crucifijo que porta en sus manos.
Desde el comulgatorio se puede contemplar la iglesia conventual. Es de una sola nave y de líneas sencillas. El retablo es de estilo barroco, con columnas salomónicas.
En el centro de la nave, una losa sepulcral cubre los restos del Cardenal Gaspar de Quiroga, natural de Madrigal, trasladado aquí desde el monasterio extramuros tras su abandono en el siglo pasado.
Escalera y habitaciones reales
Para acceder a las habitaciones reales se sube por una escalera de grandes dimensiones que tuvo que estar abierta con arcos en sus paredes laterales. Llama la atención el bellísimo artesonado mudéjar, de madera sin pintar, compuesto de dos octógonos concéntricos.
Son cuatro salas las que constituían las habitaciones reales. Las dos primeras están decoradas con techos pompeyanos de sencillo gusto.
La cuarta sala es propiamente la habitación real. En ella se encuentran los retratos de la infanta doña Catalina de Castilla, hija de Juan II y de doña María de Aragón; de doña María Esperanza de Aragón y de doña María de Aragón, hijas del Rey Católico; de doña Ana María de Austria, hija de don Juan José de Austria; de doña Ana de Austria, hija de don Juan de Austria, y de doña Juana de Austria, hija de Carlos V. Todas ellas, religiosas profesas en este monasterio.
Nuestros ojos se sentirán atraídos por el retrato de los Reyes Católicos, don Fernando y doña Isabel.
Alcoba real
La alcoba real del Palacio, pequeña, desprovista de reposteros, tapices y alfombras, recuerda aquél 22 de abril de 1451 en que vio la luz la más grande Reina de la historia de España, Isabel la Católica. La habitación, de 3,40 x 2,46 m., es de gran sencillez.
Lugares reservados a la clausura
El coro alto, lugar reservado a la clausura, tiene un sencillo conjunto de asientos corales en madera noble.
La parte más antigua del palacio conocida como las “Claustrillas”, son habitaciones reservadas al uso de las religiosas de sangre real que profesaron en el monasterio. Estas dependencias están en torno a un pequeño patio mudéjar.